Aun en los pueblos de la periferia de la ciudad capital de San José, y en algunos cantones de las provincias del país, se manifiesta la tradición de las mascaras, que en los últimos años parece haber recobrado un nuevo vigor, generado a partir de 1996 por el Decreto Ejecutivo N. 25724 que declara el 31 de Octubre como el Día de la Mascarada Tradicional Costarricense. Generalmente un desfile de mascaradas se enmarca en las fiestas patronales de cada pueblo; la expresión artística se acompaña de la tradicional cimarrona, y a punta de chilillos se perseguí a los asistentes. La máscara, como símbolo de apropiación tiene sus raíces en los más remotos inicios de la especie, encontrándose por ejemplo en algunas cavernas del sur de Francia, representaciones de seres antropomorfos. La máscara como parte del ritual y ceremonia es fundamental en los procesos de construcción de la identidad y unidad de grupo y nuestro país no es la excepción. . En Costa Rica, como en el resto de países latinoamericanos, el crisol de culturas que trajo la conquista española, se muestra en la variedad de tradiciones generadas a partir de este hecho. Así como en algunas regiones del Caribe, las creencias religiosas pasaron a formar una especie de sincretismo, como el caso de la santería, donde la creencia Yoruba se fusiono con las creencias Católicas, en nuestro país, las visiones españolas, africanas y criollas permitieron la aparición de las mascaradas, cimarronas, fiestas, turno (que en algunas ocasiones se llevaban a cabo en la plaza frente a la iglesia de la localidad, y como menciona un viejo habitante de Desamparados, “era la ocasión, por ejemplo, en la que los productores de café llegaban al parque de Desamparados, a llevar sus cultivos de café, por ejemplo a Barrio Dent), que fueron evolucionando a partir de sus concepciones originales. La máscara que en Costa Rica adquiere tintes exagerados y caricaturescos, representa anonimato, misterio y por lo tanto una posibilidad de transgresión (el uso de chilillos), donde el uso de figuras que representen personas de autoridad del país (el presidente, figuras eclesiásticas, figuras políticas y publicas en general) se vuelven parte de este proceso, en el que o se llama la atención sobre algún hecho particular, o también como reconocimiento a su labor. La giganta, el diablo, la bruja, siguen como las representantes de las mascaras más puras de la tradición, sumadas, como mencione anteriormente a las de las figuras televisivas o publicas de moda, todas enmarcadas en el desfile cómico de los chilillos, cimarronas y mascaradas, y por supuesto al ingesta de licor. No en vano, los griegos, utilizaban la palabra Komoidia, o canto de Komos, que era la procesión de una comparsa que cantaba y bailaba en honor a las festividades del dios Baco. En pueblos como Aserri, Patarra (con la festividad de San Juan), Barva de Heredia, por citar algunos, la festividad se mantiene, por suerte, y para disfrute de las nuevas generaciones.
martes, 11 de mayo de 2010
Mascaras en Costa Rica, tradición que se mantiene.
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