miércoles, 2 de marzo de 2011

Hacia una compresión del concepto de embrión a través de la historia del mundo occidental. Construcción metafísica y epistemológica.

Hacia una compresión del concepto de embrión a través de la historia. Construcción metafísica y epistemológica.

Dados los recientes debates en torno a la fertilización in-vitro y el impacto que este ha tenido en la imaginación popular se debe hacer una revisión sobre la construcción del concepto de embrión a fin de poder establecer con la mayor certeza posible sobre qué bases y cuales interpretaciones seguimos a la hora de construir nuestras representaciones sobre este tema, y lo mas importante, cual ha de ser nuestra reflexión ética sobre el mismo.

La palabra embrión parece provenir del griego έμβρυον[1] donde ya Hipócrates[2] tenía una concepción del embrión. En tiempos modernos, podemos encontrar una caracterización de embrión, al menos en la enciclopedia británica de 1771, donde se definía por ser el más temprano e indiferenciado estado del desarrollo individual de un organismo. Había ya una separación entre el embrión y el feto, el cual denotaba al “niño” en el vientre materno, caracterizado por la formación de los varios miembros y donde el embrión daba paso al feto emergiendo gradualmente de materia informe (David L. Hull & Michael Ruse, 2007). Estas primeras observaciones sobre el embrión estaban matizadas con fuertes influencias aristotélicas; potencia y acto y causas finales se observaban como los estados definitorios de los diferentes organismos. Esta concepción de alguna manera se mantuvo durante el siglo XX siendo las interpretaciones sobre el embrión un “cambio de estando a ser” por una “emergencia” de la forma por un proceso llamado epigénesis[3]. La materia sin forma puede entenderse como el estado en el que no se han formado las partes del cuerpo y diferentes sistemas que aparecerán luego. Una visión alternativa a la epigénesis fue la preformación[4], la cual es una teoría más antigua que mencionaba que el embrión no era más que el desarrollo de un organismo que ya estaba formado (Pinto-Correia, 1997).

Para Aristóteles el desarrollo del embrión era parte de los procesos naturales de generación y corrupción, su hipótesis epigenética del desarrollo del embrión se mantuvo prácticamente hasta el siglo XVIII. La primera mezcla de los fluidos masculinos y femeninos era lo que el estagirita mencionaba como embrión. De esta manera, estos fluidos proveían la fuerza y el material para el desarrollo, siendo la parte masculina el semen el que da la fuerza y movimiento al ser principio activo, causa formal, y la parte femenina principio pasivo, que utiliza la catamenia o sangre menstrual como causa material (Aristotles), constituyendo la unión de ambas causas inicia la causa eficiente para el siguiente desarrollo, en el cual la causa final servirá como telos para el organismo viviente. El desarrollo del embrión dependerá de una guía interna, el alma, que guiara la forma en desarrollo a la materia sin formar todavía[5]. Este es un claro proceso epigenético, que como mencione anteriormente estuvo en vigencia casi hasta el siglo XVIII. Aristóteles solo construyo una observación teórica basada en sus observaciones y razonamientos que era más la explicación de un proceso que la descripción de un objeto en sí, pues no vio al embrión como la unión de células fertilizadas.

La visión Aristotélica como parte del stablishment científico-teológico que dómino las interpretaciones de la vida a partir del surgimiento del pensamiento cristiano se mantuvieron como un referente a todas las reflexiones sobre la vida humana. Si bien es cierto, Aristóteles fue “desplazado” de las “ciencias físicas” con Galileo que reemplaza la metafísica aristotélica de causas finales por una metafísicas atomista y corpuscular, y posteriormente por una visión mecanicista, no pudo este cambio metafísico desplazar a Aristóteles de las “ciencias biológicas”.

Agustín y Tomas de Aquino consideraban que el embrión no era humano todavía, pues la hominización, el momento en el que había un alma, el alma racional “ingresaba” a partir del estado fetal a los 40 días de la fecundación[6]. Esta visión Agustiniana-Tomista[7] domino a la iglesia católica durante mucho tiempo la cual no consideraba el aborto un crimen, y más bien un pecado, pues no se podía hablar una hominización en el embrión; observaciones recogidas en el canon Aliquando compiladas por el monje Graciano[8], lo que se imponía era un penitencia, pero no se consideraba un crimen ningún tipo de aborto sobre el embrión. Hacia 1500 la iglesia empezó a preocuparse por altos índices de aborto y empezó a analizar una visión de hominización inmediata, pero no fue sino por el problema de la prostitución en Roma que el Papa Sixto V creo el edicto papal Effraenatam en la que penalizaba con la excomunión el aborto. Gregorio XIV sucesor de Sixto V suavizo la norma apuntando que solo cuando se afectaba el feto debía acudirse a sanciones legales y eclesiásticas, esta posición perduro hasta aproximadamente el siglo XIX.

Pero una visión epigenética tenia sus problemas, principalmente el hecho que apuntara a una fuerza o vitalismo que guiara la materia informe a una materia con forma y ordenada. Una nueva metafísica con bases materialistas guio la discusión hacia el preformacionismo, que buscaban formas precisas desde los primeros momentos de la fecundación, y que se mantuvo dominante en Europa desde mediados del siglo XVII al siglo XIX, generando una discusión que derivo entre ovistas(que consideraban que el organismo estaba dispuesto en el ovulo) y espermistas (quienes consideraban que el organismo estaba en el esperma). Algún eco del preformismo puede observarse en nuestros días con la posición de que los genes ya contienen nuestra forma futura.

Con el descubrimiento del microscopio[9] la observación de embriones no humanos genero un clima de discusión y confrontación y a la vez de generación de ideas. Friedrich Wolff y Charles Bonnet se enfrentaron en sus posiciones, observando lo mismo a través del microscopio (básicamente embriones de pollo), pero interpretándolo diferente, mientras Wolff era epigenista defendiendo posiciones aristotélicas, Bonnet defendía el preformismo (David L. Hull & Michael Ruse, 2007). La mejora en la fabricación de microscopios también jugó un papel fundamental, sobre todo en la observación de diferentes especies, como empezó a ser la observación de embriones en mamíferos como lo refirió Ernst von Baer al estudiar a los perros.

Con la aparición de la teoría de la evolución por parte de Charles Darwin se afirmaba un preformismo, basado en una interpretación más teórica que observacional, y motivada por su metafísica materialista[10]. Hacia finales del siglo XIX con la propuesta evolutiva de Darwin y con un cambio metafísico en la concepción eclesiástica, el embrión se asocio inmediatamente a lo humano, pues al momento de la fecundación se iniciaba el proceso de hominización, creencia promulgada por el Papa Pio IX en su Apostolicae Sedis, desestimando la creencia epigenética de tradición aristotélica (Axel I. Mundigo, 2005).

La observación de embriones humanos supuso un salto fundamental en la compresión de proceso embrionario, y a la vez la primera vez el embrión asumía ya no una forma teórica ideal, sino más bien una forma física y de acceso empírico a los estudiosos del tema. Whilhem His[11] en Alemania empezó a coleccionar embriones humanos, llevando este nuevo estudio a los Estados Unidos, donde Franklin Mall[12] inicio la colección más grande de embriones humanos, legada posteriormente a la universidad John Hopkins.


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Bibliografia

Aristoteles. De Partibus Animailum. Edicion electronica de Rosana Bartolomé y Alfredo Marcos.

Aristotles. DE GENERATIONE ANIMALIUM . Electronic Text Center, University of Virginia Library.

Axel I. Mundigo, P. (2005). RELIGIÓN Y SALUD REPRODUCTIVA: ENCRUCIJADAS Y CONFLICTOS. Recuperado el Enero de 2011, de http://www.andar.org.mx/pruebas/micr_aborto/01_sesiones_plenarias/04_Mundigo.pdf: http://www.andar.org.mx/pruebas/micr_aborto/01_sesiones_plenarias/04_Mundigo.pdf

Darwin, C. (1859). El origen de las especies. feedbook.

David L. Hull & Michael Ruse. (2007). The Cambridge Companion to The Philosophy of Biology. Cambridge: Cambridge University Press .

Hipocrates. (17 de Mayo de 2007). Biblioteca de Clásicos Grecolatinos. Recuperado el 26 de Octubre de 2010, de http://www.cayocesarcaligula.com.ar/grecolatinos/hipocrates_aforismos_y_sentencias.htm: http://www.cayocesarcaligula.com.ar/grecolatinos/hipocrates_aforismos_y_sentencias.htm

Nancey Murphy and Warren S. Brown. (2007). Did My Neurons Make Me Do It? New York: Oxfor Universtiy Press.

Pinto-Correia, C. (1997). The Ovary of Eve. Chicago: The University of Chicago press.

Teresa Lanza & Ivana Calle. (s.f.). Pensamiento Católico y Aborto: Una historia poco conocida. Obtenido de http://www.bioderecho.org.mx: http://www.bioderecho.org.mx/iglesiacatolica/abortoeiglesia.htm



[1] La palabra έμβρυον, embrión , recién nacido esta compuesto de έν (en, dentro) y del verbo βρυον (brio, retoño), o sea lo que brota de adentro.

[2] Cuando una mujer de mediana robustez aborta al segundo o tercer mes del embarazo, es a causa de que los cotiledones de la matriz se encuentran muy llenos de mucosidades y no pueden sostener el embrión, que, por su peso, se desprende. (Hipocrates, 2007)

[3] La epigenesis sostiene que los rasgos que caracterizan a un ser vivo se modelan en el curso del desarrollo, sin estar preformados en el germen.

[4] El preformacionismo fue iniciado prácticamente con Malenbrache, el sacerdote seguidor de Descartes (Pinto-Correia, 1997, págs. 16-22).

[5] Aristoteles, siguiendo su tradición epigenética escribe algo interesante en su libro De Partibus Animalium: Además es imposible que el estudio de la naturaleza se dedique a las abstracciones, porque la naturaleza hace todo con alguna finalidad. Parece que del mismo modo que el arte está presente en los objetos artificiales, también en las propias cosas existe algún otro principio y causa análogos que captamos, tal como captamos el calor y el frío a partir de todo. Por eso es más verosimil que el cielo haya sido generado, si es que es generado, por tal causa, que no que sea tal la causa de que existan seres mortales. Al menos, parece que hay mucho más orden y determinación en los objetos celestes que en los que nos rodean, y que el cambio y el azar se manifiestan más bien entre los mortales. Algunos dicen que cada uno de los seres vivos existe y llega a ser por naturaleza, y que, sin embargo, el cielo, donde no parece manifestarse ningún tipo de azar ni de desorden, se creó de forma casual y espontánea. Pero decimos que algo existe con una finalidad dondequiera que pueda aparecer un término que el movimiento alcanza si nada se lo impide. Por consiguiente, resulta evidente que existe algo así, a lo cual llamamos naturaleza. Pues de cada germen no surge al azar cualquier criatura, sino tal ser de tal germen; y tampoco surge cualquier germen de cualquier cuerpo. Así pues, el germen es principio y agente de lo que surja de él, pues esto ocurre por naturaleza: al menos crece de forma natural.Pero aún antes que el germen está aquello de lo cual es germen, pues el germen es un devenir y el fin una sustancia. E incluso antes que ambos está aquello que da lugar al germen. Pues hay dos tipos de germen: germen de aquello de que proviene y germen de aquello a que dará lugar. En efecto, está el germen como producto del ser del cual proviene, por ejemplo de un caballo, y el germen como principio del que surgirá a partir de él, por ejemplo, de un mulo. Se llama igual en los dos casos, pero no es lo mismo. [642a] Además el germen es en potencia algo, y conocemos la relación entre potencia y acto. Como menciona el autor en una nota al pie de página: Probablemente se refiere a los atomistas, ya que, por un lado, atribuyen la formación de los cielos al movimiento caótico de partículas y, por otro, sostienen, en biología, las doctrinas de la preformación y la pangénesis. Según Harig, "partiendo de las concepciones de la escuela filosófica eléata, que impugnaba los procesos de generación y corrupción, así como la transformación de una materia en otra, enseñando, en cambio la composición de las cosas a partir de otras preexistentes, Anaxágoras llegó a la conclusión de que todas las partes del cuerpo del niño deberían estar contenidas en el semen del padre, preformadas en un tamaño tan pequeño que serían imperceptibles para el ojo" (en Jahn, Lother y Senglaub, 1989, pgs 57-8). Esta noción de preformación fue aceptada por Demócrito (y tuvo gran importancia en la biología del XVII y XVIII). Demócrito añadió, además, una explicación del origen del semen preformado. Según él, el semen se forma por la unión de partículas provinientes de todas las partes del cuerpo, que juntas forman una imagen infinitamente paqueña del progenitor (una doctrina pangenésica de este estilo fue adoptada por Darwin como veremos mas adelante).La pista que nos conduce a las teorías de la reproducción y la herencia, es un texto paralelo al que comentamos y que figura en Phy 196a 25 y ss.. En él se explicita que la determinación a que se refieren esos fisiólogos, es la de la reproducción ("...de cada semilla determinada no procede cualquier otra cosa..."). Por otra parte, difícilmente podría, Aristóteles, referirse a Anaxágoras, quien comparte con Demócrito el preformacionismo y pangenetismo, pero que insiste en el papel del [nous] en la formación del cosmos (Aristoteles, págs. 55-62). Posteriormente, en el ámbito de la física y la nueva ciencia a partir de Galileo, Democrito tuvo un papel fundamental en el nuevo devenir tanto científico como metafísico (Nancey Murphy and Warren S. Brown, 2007, págs. 43-46).

[6] Agustín de Hipona (354-430 d.C.) critica el aborto porque considera que rompe la obligatoria relación entre el sexo y la reproducción, pero aun así, expone que es necesario diferenciar entre la “semilla concebida” (conceptus fetus) que no tiene la vitalidad de un ser humano (prius interire quam vivere) del estado cuando el feto en el útero avanza hacia la vida humana (aut si in utero jam vivebat), e incluso del ser ya nacido. Agustín también manifiesta que “el acto del aborto no se considera homicidio, porque aún no se puede afirmar que haya un alma viva en un cuerpo que carece de sensación, ya que todavía no se ha formado la carne y no está dotada de sentidos”. Él sostenía que la vida humana comenzaba, para ambos sexos, a los 45 días de gestación; lo que era muy poco discordante con las antiguas interpretaciones de Hipócrates (460-377 a.C.) quien enseñaba que este principio sucedía a los 35 días.

[7] Nueve siglos después, Tomás de Aquino (1225-1274) presenta de manera mas explicita, la idea de que Dios infundiría el alma humana sólo cuando encontrase una “materia preparada”, un cuerpo con un nivel de desarrollo orgánico que le permitiese recibir el alma. Según su interpretación, el alma ingresa al cuerpo 40 días después de la concepción en el caso de los varones y 80 días después en el caso de las mujeres. Sus ideas encontraban mucho apoyo en la filosofía de Aristóteles (384-322 a.C.), en el conocimiento biológico de Ibn Siná (Avicena, 980-1037) y en las tesis de Ibn Rushd (Averroes, 1126-1198) quién afirmaba, con una autoridad realmente aristotélica, que la razón siempre prima sobre la religión. En el mismo periodo y coincidiendo con Tomás de Aquino, Alberto Magno (1206-1280) sostiene que el alma es infundida por Dios, la del varón a los cuarenta días y la de la mujer a los noventa.

[8] En el siglo VIII se reconocían las circunstancias de las mujeres: "Una madre que mata a su hijo antes del día cuarenta deberá hacer penitencia por un año. Si es después de que el niño esté vivo, (deberá hacer penitencia) como una asesina. Pero hace una gran diferencia si una mujer pobre lo hace debido a su dificultad de sostener al niño o es un acto sólo para ocultar sus malas inclinaciones" Es importante hacer notar que en estas época, algunas veces se castiga el aborto más levemente que pecados tales como el soborno, la adivinación y el hurto. La hominización retardada parece ser aceptada en general, y raras veces se invoca la excomunión. En 1140, Graciano compiló las primeras colecciones de ley de cánones que era aceptada como autoritaria dentro de la iglesia. El Código de Graciano incluía el canon Aliquando, que concluía que "el aborto era un homicidio sólo cuando el feto ya estaba formado" Si el feto no era aún un ser humano formado, el aborto no era considerado un homicidio. Este punto de vista los confirman los escritos de Inocencio III (m. en 1216) y el Decreto de Gregorio IX (ca.1240) (Teresa Lanza & Ivana Calle)

[9] El microscopio fue inventado hacia los años 1610, por Galileo Galilei, según los italianos, o por Zacharias Janssen, en opinión de los holandeses. En 1628 aparece en la obra de William Harvey sobre la circulación sanguínea al observar al microscopio los capilares sanguíneos y Robert Hooke publica su obra Micrographia.

[10] Charles Darwin en el capítulo 13 del Origen de las Especies escribe: ¿Cómo, pues, podemos explicarnos estos diferentes hechos en la embriología, a saber: la diferencia de conformación tan general, aunque no universal, entre el embrión y el adulto; el que las diversas partes de un mismo embrión, que últimamente llegan a ser muy diferentes y sirven para diversas fines, sean semejantes en un período temprano de crecimiento; la semejanza común, pero no invariable, entre los embriones o larvas de las más distintas especies de una misma clase; el que el embrión conserve con frecuencia, cuando está dentro del huevo o del útero, conformaciones que no le son de utilidad, ni en este período de su vida, ni en otro posterior, y que, por el contrario, las larvas que tienen que proveer a sus propias necesidades estén perfectamente adaptadas a las condiciones ambientes; y finalmente, el hecho de que ciertas larvas ocupen un lugar más elevado en la escala de organización que el animal adulto en el que desarrollándose se transforman?..... agregando más adelante: Los hechos principales de la embriología, que no son inferiores a ninguno en importancia, se explican, pues, a mi parecer, dentro del principio de que las variaciones en los numerosos descendientes de un remoto antepasado han aparecido en un período no muy temprano de la vida y han sido heredadas en la edad correspondiente. La embriología aumenta mucho en interés cuando consideramos el embrión como un retrato, más o menos borrado, ya del estado adulto, ya del estado larval del progenitor de todos los miembros de una misma gran clase. (Darwin, 1859, págs. 419-425). Esta fue un posición preformista dentro del ambiente generado por la teoría de la evolución y por el propio Darwin, posteriormente influyo a Ernest Haeckel quien vio en la “ontogenia como una breve y rápida recapitulación de la filogenia”.

[11] Wilhelm His (Basilea, 1831 - Leipzig, 1904) Anatomista, médico, fisiólogo y embriólogo suizo fundador de la histología e inventor del micrótomo.

Estudió en Basilea, Berlín, Wurzburgo y Viena, y en 1857 fue nombrado profesor de anatomía y fisiología de Basilea y en 1872 de anatomía en Leipzig.

[12] Mall, Franklin Paine (1862–1917) anatomista, embriologista nacido en Belle Plaine, Iowa. Luego de concluir su M.D en la Universidad de Michigan, estudio en Europa, y luego retorno a la Universidad Johns Hopkins. Fue alumno de Wilhem His en Lei

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